jueves, 3 de septiembre de 2009

AJENJO

Conocida en la notación botánica como Artemisia absinthium. Este ser vegetal, familiar cercano del girasol, la margarita, y el crisantemo, es nativo de Europa y actualmente crece silvestre también en América, sobre todo en lugares alterados y afectados por la actividad humana. Se adapta a gran diversidad de climas y es muy poco exigente en cuanto a los suelos; tiene buena resistencia al frío y a las condiciones de sequía.

Su nombre científico hace alusión a Artemisa, diosa griega de la fecundidad y la naturaleza; absinthium significa “sin dulzor” indicando su sabor amargo. Conocida desde la antigüedad ya por los egipcios, transmitida después a los griegos, esta hierba ha sido denominada la "madre de todas las hierbas" en la obra "Tesoro de los pobres"


Se conoce también como: Ajenjo mayor, ajenjo común, ajenjo macho, ajenjo vulgar, Asensio, Absintio, Ajorizo, Artemisa amarga, Hierba Santa, Incienso, Estafiate, Hierba Maestra, Alosna, etc. Es una planta perenne con un intenso aroma, muy característico; arbustiva, subleñosa, con tallo erecto muy ramificado, que alcanza una altura variable entre 50 y 120 cm. Hojas alternas, pubescentes, color verde grisáceo en el haz y gris plateado en el envés, sésiles o largamente pecioladas, pinadas o bipinadas, forma capítulos de flores pequeños, hemisféricos, de color amarillo; en la base de las flores aparecen brácteas de color gris verdoso. Fruto aquenio de color grisáceo. La raíz es pivotante, leñosa, con numerosas ramificaciones laterales.

Toda la planta pero especialmente sus hojas y flores encierran una sustancia aromática, amarga y tóxica usada desde la antigüedad en la elaboración del licor absenta, se trata de un aceite esencial compuesto por tuyona (componente principal), tuyol, proazuleno, felandreno y otras sustancias. Igualmente contiene un principio amargo de naturaleza glucosídica llamado absintina, al que debe sus propiedades digestivas, no tóxica, poco soluble en agua y soluble en alcohol y éter; además de otras sustancias como ácido málico, pineno, ácido acético, ácido isovaleriánico, etc.

No obstante debemos recordar que mas allá de su apariencia y las sustancias que hayamos podido detectar, este organismo viviente de carácter vegetal nos obsequia una gran gama de beneficios para nuestra salud. A lo largo de la historia se han comprobado sus virtudes medicinales en casos de hipoacidez estomacal, espasmos, o falta de apetito. Como todas las plantas amargas desarrolla un efecto tónico sobre el estómago, aumentando el apetito y estimulando la secreción de jugos gástricos; conviene pues a los inapetentes y a los dispépticos, no así a los ulcerosos y a los de temperamento sanguíneo. Por el hecho de aumentar la secreción biliar, ejerce sobre el hígado una acción favorable, descongestionante y de estímulo de sus funciones; resulta apropiado en los casos de insuficiencia hepática, y en la fase de convalecencia de las hepatitis víricas. El aceite esencial rico en tuyona presenta acción vermífuga y emenagoga, es decir, actúa sobre el útero (matriz) provocando la menstruación y normalizando los ciclos. Otros usos comunes son para tratar la tos y gripa, también tiene propiedades diaforéticas y antihelmínticas.

Esta planta nos puede ayudar si la tomamos en infusión, agregando de 10 a 20 grs. de ella por litro de agua. Logramos suavizar un poco su amargor endulzando con miel de abejas, se le pueden añadir otras plantas como regaliz, menta, anís, mirto, albahaca, hierbabuena, fresa silvestre y manzanilla. Para los trastornos digestivos, se toman 1-2 tazas diarias, antes de las comidas. Para los trastornos de la menstruación, se toman 2 tazas diarias, durante la semana anterior a la fecha en que se espera la regla. Otra forma de utilizarla es macerándola: se ponen unos 100 g de flores secas en un litro de aceite de oliva y se deja reposar durante un mes. Una cucharadita de este aceite en ayunas, y otra antes del almuerzo sirve para las afecciones de la vesícula biliar.

Además de todas las bondades anteriores la infusión de ajenjo es un eficaz insecticida. Pueden rociarse con ella los animales domésticos y las plantas. Como loción aplicada sobre la piel, ahuyenta a los mosquitos. Y colocando ajenjo seco en saquitos de tela entre la ropa, evita efectivamente la polilla.

Deben abstenerse del ajenjo las mujeres embarazadas debido a su posible efecto abortivo, así como las lactantes ya que se elimina por la leche y resulta nocivo para el bebé. Tampoco conviene a quienes padecen úlcera gastroduodenal o gastritis.

Es importante recordar que puede ser tóxica en dosis altas, generando temblores y convulsiones.

Usar los poderes curativos de este ser especial nos puede conferir una mejor calidad de vida siempre y cuando lo hagamos con respeto, prudencia y confianza.

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